Productos chinos: la realidad de comprar en China
Que China es una potencia mundial a día de hoy no tiene discusión. En los diferentes ámbitos sociales, políticos o económicos, el Gigante Asiático se ha posicionado al nivel de Estados Unidos, Alemania u otras potencias gracias a sus productos chinos, por lo que su opinión cuenta.
En anteriores posts hemos desgranado el beneficio que supone para China la política proteccionista de Donald Trump, el Brexit de Reino Unido u otras políticas que en lugar de buscar la globalización y el aperturismo, apoyan una inversión de industrialización interna de productos chinos y cierre de fronteras.
Durante los últimos años, China ha conseguido que las fábricas de distintos países cierren, las políticas de antidumping han llegado tarde e incluso se han encontrado “artimañas” para saltárselas. Lo que en principio parecía una estabilización del mercado se ha convertido en más de lo mismo.
Cierto es que la inversión interna en fabricación e industrialización de determinados países es necesaria. No obstante, si cogemos cualquier producto y lo desmontamos, en más de un 80% de los casos veremos que, si no el producto terminado, parte de sus componentes han sido fabricados en China. Por lo que aun con políticas proteccionistas, comprar en China sigue siendo necesario para todos.
Poco a poco, China se ha convertido en un país de fabricación de calidad. Y es que aunque nuevos países como Vietnam empiezan a despuntar en la fabricación a “bajo coste”, tienen el hándicap que China sufrió hace dos décadas: no disponen de la maquinaria ni la experiencia necesaria para competir con los productos chinos. Y, al final, nos preguntamos: ¿para qué queremos comprar un producto de baja calidad que vamos a tener que cambiar al cabo de poco tiempo por el que originalmente debíamos haber comprado?
A pesar de estas políticas, al final las necesidades de la sociedad van por delante de las políticas y, nos guste o no, a día de hoy si queremos tener un producto competitivo en el mercado, la mejor elección es comprar en China. Si no lo hacemos nosotros, nuestra competencia lo hará.
Por último, cabe comentar que el Gigante Asiático ya nos ha conquistado. Cuando un producto se nos estropea podemos ejercer la garantía con una facilidad que en muchos casos es más sencilla que la oferta nacional. Es cierto que cada vez estamos más familiarizados a las compras online gracias a Alibaba, Aliexpress, Amazon o Ebay, entre otros, de modo que nos evitamos el coste y tiempo de envío que supone un intermediario.
En definitiva, en opinión de Atlas Overseas es mejor unirse a esta globalización y sacar lo mejor que se pueda de los distintos países que luchar contra ella. Además, no debemos olvidar que este interés es bidireccional, de hecho China es un paraíso para muchos fabricantes europeos, ya que, una vez consigues pasar la frontera, los consumidores chinos son unos auténticos enamorados del producto de calidad occidental.