Como China controla las políticas europeas
Las inversiones de China en Europa es uno de los elementos de presión, pero ¿cómo controla China las políticas europeas? Te lo contamos.
En la división de ideologías y políticas de la Unión Europea, China encuentra un hueco para poder actuar en distintos países e incluso en las votaciones del Parlamento Europeo. La forma que tiene de hacerlo es a través de presiones económicas, propaganda en periódicos europeos o creación de nuevos centros de investigación para influir en la opinión pública. Realmente, todos los países tienen intereses globales pero lo cierto es que la expansión de China en el mundo político y financiero no tiene parangón en las últimas décadas.
El estudio publicado por el Instituto de Políticas Públicas Globales advierte que “Europa pasa por alto la creciente influencia de China bajo su cuenta y riesgo”.
El ejemplo más claro de influencia que tenemos es el músculo financiero de China y su utilización por parte del Partido Comunista, donde aprovechando las crisis tanto globales como internas de los países, aumentan su inversión en Europa de forma pública a través de proyectos como ‘una franja y una ruta’, que promueve la creación de infraestructuras a lo largo de la antigua Ruta de la Seda y el Océano Índico, o la iniciativa 16+1, que busca impulsar la cooperación entre China y 16 países de Europa Central y Oriental, incluidos once estados miembros de la Unión Europea como Rumanía, Polonia o Hungría.
Para hacernos una idea de lo que hablamos respecto a cómo controla China las políticas europeas, la inversión en este programa durante 2017 superó los 7.000 millones de euros. En países donde el crecimiento y la calidad de vida, infraestructuras, hospitales o programas de educación e inserción laboral de los jóvenes no está tan desarrollada, esta iniciativa favorece y ayuda a los ciudadanos a tener un nivel de confort mejor aún a riesgo de “hipotecarse” en el largo plazo con el gobierno chino.
Para el partido comunista chino, una Unión Europea más dividida es menos capaz de desafiar a China en cuestiones como los derechos humanos, así para seguir creciendo, el gobierno chino ha entendido que tiene que influir en el discurso global, neutralizando las voces críticas de su forma de hacer desde, como decíamos al principio, prensa especializada, política exterior e inversiones extranjeras astronómicas.
Paralelamente el gobierno chino promueve un modelo político alternativo al de las democracias occidentales, guiado por un mayor autoritarismo que puede resultar en países en vía de desarrollo, donde un modelo liderado por el Estado compite con el orden liberal democrático y, por supuesto, esto resulta mucho más fácil para China si el modelo occidental parece menos convincente, y Occidente menos unido, explica Gaspers, de MERICS.
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